La depresión es la afección mental de mayor incidencia en nuestro país, presente en más de 2 millones de peruanos. En el mundo, afecta a más de 350 millones de personas, quienes luchan todos los días con presencia de tristeza, falta de interés o placer, sentimientos de culpa, pérdida de apetito, falta de concentración, sensación de cansancio, falta de autoestima, entre otros. Esto además del fuerte estigma asociado a esta enfermedad, que suele no ser tomada en serio en una sociedad en la que la hablar de salud mental sigue siendo un tabú.

 Esta semana se viralizó en las redes sociales el testimonio de Katelyn Marie Todd, una joven que compartió a través de su cuenta de Facebook cómo son sus días conviviendo con la depresión y cómo la afecta al punto de no tener energía para peinarse, cepillarse los dientes o bañarse:
«Hoy me cepillé el cabello. Por primera vez en cuatro semanas. Estaba muy enredado, como una masa. Se quebraba con cada cepillada. Lloré mientras lo lavaba y acondicionaba, porque había olvidado cómo se sentía pasar mis dedos por él. También me cepillé los dientes, por primera vez en una semana. Mis encías sangraron. El agua se volvió roja. Lloré por eso, también. Cuando salí de la ducha, no podía dejar de oler mi cabello y mis brazos. Había estado evitando abrazar a la gente por un tiempo, porque nunca olía bien. Siempre olía como si hubiese estado en cama por una semana. No tengo ropa limpia, porque estoy muy cansada y triste como para lavarla.

La depresión no es bonita. La depresión es mala higiene, platos sucios y un cuerpo adolorido por dormir demasiado. Depresión es tener tres amigos que siguen en tu entorno porque tienen la paciencia y el amor de un santo. Depresión es llorar hasta que ya no hay más lagrimas, jadear y sollozar hasta que te cuesta respirar. Depresión es quedarte viendo el techo hasta que tus ojos te queman porque te olvidas de pestañear. Depresión es hacer a tu familia llorar porque piensan que ya no los amas, porque estás distante y distraído. La depresión es tan física como es emocional, es un vacío que puedes sentir físicamente.

Por favor, sé paciente con tus familiares y amigos que tienen problemas consiguiendo energía para limpiarse, para verte, o para cuidar de sí mismos. Y por favor, tómalos en serio si te cuentan sobre ello. Estamos intentando. Te juro que estamos intentando. ¿Ves? Hoy me cepillé el cabello.»
 Katelyn nos deja una reflexión muy importante: debemos empezar a mirar al otro con mayor comprensión, tolerancia y empatía, intentar ponernos en sus zapatos y entender por un segundo la situación por la que puede estar pasando. Nunca minimicemos algo que no conocemos. Estemos abiertos a escuchar con oídos comprensivos y pacientes a todo aquel que nos quiera compartir su lucha interior. Gracias Katelyn por compartir tu historia.

#LibreDeEstigma