Hace unos días vi A Star is Born”, la película que marca el debut cinematográfico de Lady Gaga y que viene siendo aclamada por la crítica, con ocho nominaciones al Óscar, incluyendo las categorías de Mejor película, Mejor actriz y Mejor actor.

La película es conmovedora y pone en agenda la importancia de la salud mental y la complejidad de lidiar con el alcoholismo y las adicciones. Sin embargo, a pesar de haberme sentido identificado y conmovido con los personajes y sus historias, también percibí algunas ideas y patrones de comportamiento que se reproducen en la película. En un inicio estas pueden parecer inofensivas y románticas, pero es importante que aprendamos a identificarlas para reflexionar a partir de ellas.

 

Jack (Bradley Cooper) y Ally (Lady Gaga), protagonistas de «A Star is Born».

(#AlertaSpoiler) Un consagrado cantante (Jack, interpretado por el también director de la película Bradley Cooper) encuentra a una joven de increíble talento (Ally, interpretada por Lady Gaga) y la ayuda a surgir como cantante. Luego se enamoran, y a partir de allí empieza a repetirse un patrón, un esquema de comportamiento, que va a marcar y diferenciar las acciones de los personajes durante la película.

Jack le cuenta a Ally sobre su infancia y ella rápidamente empatiza con su situación. Lo ayuda a lidiar con sus problemas y con sus adicciones. Incluso, es capaz de renunciar a una parte de su carrera para quedarse con él y acompañarlo en su lucha contra su enfermedad.

El comportamiento de Ally y Jack encaja en un patrón. Por un lado, se espera que las mujeres en un contexto de pareja asuman en este tipo de casos el rol de cuidadora, anteponiendo las necesidades del otro antes que las propias. Este comportamiento de abnegación puede desencadenar en la tolerancia, aceptación y normalización de episodios de violencia a nivel psicológico y hasta físico.

Mientras que, en el caso del hombre, el patrón que rige su comportamiento está en la imposibilidad para expresar efectivamente sus sentimientos, para pedir e incluso para recibir ayuda. Ally le tiende la mano a Jack cuando él estaba tocando fondo y él se da cuenta de eso; nota que ella está dispuesta incluso a renunciar a sus sueños para ayudarlo a salir del círculo vicioso en el que se encontraba.

Sin embargo, Jack parece no poder soportar verse una víctima del alcoholismo y de la drogadicción. Esto no solo debido a la enfermedad y al dolor por el que estaba haciendo pasar a Ally, sino también (y quizá principalmente) por el hecho de sentir que necesitaba ayuda, que se encontraba en una situación vulnerable que no iba a poder superar solo. De este modo, Jack era también víctima de las equivocadas creencias sobre lo que aún hoy continúa significando para muchos “ser hombre”: no llorar, no mostrarse débil, evitar hablar de sus sentimientos y mucho menos pedir ayuda cuando uno se siente mal emocionalmente.   

Y aunque para algunos pareciera evidente que esta reproducción de roles o de comportamientos es equivocada, para otros es la forma natural, esperada y hasta romántica en la que debieran de suceder las cosas. En nuestro país vivimos un enfrentamiento constante y profundo entre grupos que no están dispuestos a cambiar su forma de pensar acerca de los roles de género, y grupos para los que es evidente que mantener dichos roles es una de las razones por las que seguimos siendo testigos de suicidios como el de Jack, de feminicidios y de todos los tipos de violencia hacia la mujer.

Que esta muy buena película nos ayude a reflexionar sobre nosotros/as mismos/as, sobre lo que hacemos, sobre lo que no hacemos, sobre lo que permitimos y no permitimos. Sobre nuestras historias de vida, sobre lo que nos ha tocado pasar. Pero, sobre todo, que nos ayude a pedir ayuda, a hacernos fuertes en nuestras debilidades y a sabernos aceptar cuando nos encontramos vulnerables.

#TodosPorLaSaludMental

Redacción: Teddy Pérez Vásquez 

Edición: Lucero Andaluz Llerena