Es común escuchar que las personas son el activo más importante para una organización y no hay nada más cierto que eso: las personas somos quienes hacemos posible la creación de valor en las organizaciones donde trabajamos.

Pasamos cuarenta horas a la semana (o más) trabajando y por ello es muy importante que nos sintamos a gusto en nuestro espacio laboral. Por otro lado, contar con colaboradores/as saludables, con compromiso y motivación, representa un factor fundamental para la rentabilidad de una organización, ya sea del sector privado, público o de la sociedad civil. Según cifras de la Organización Mundial de la Salud, la depresión y la ansiedad ocasionan 12 mil millones de días de trabajo perdidos y un billón de dólares en pérdidas de productividad cada año.

La salud mental es un elemento primordial tanto para nuestro bienestar como para nuestro desarrollo personal y profesional. Sin embargo, todavía existe un estigma alrededor de ella, el cual se puede volver aún más prominente en el espacio laboral, ya que es donde las personas más evitamos mostrarnos vulnerables. 

En este contexto, es importante que las organizaciones implementen planes de promoción y prevención de la salud mental.

La evidencia demuestra que las intervenciones integrales que incorporan estudios de diagnóstico para levantar percepciones y necesidades, así como iniciativas de capacitación y sensibilización tienen un retorno de inversión de más del doble que invertir en acciones individuales (como sesiones de terapia). Asimismo, es clave desplegar esfuerzos para normalizar las conversaciones sobre salud mental al interior de la organización, haciendo especial énfasis en la sensibilización de las y los líderes.

Por otro lado, las personas que formamos parte de una organización también podemos convertirnos en agentes de cambio. Desde nuestro rol de compañeros/as de trabajo o de líderes, podemos escuchar, acompañar y apoyar a nuestros equipos, convirtiéndonos en un soporte emocional. A continuación, te dejamos algunos consejos para ello.

  • Presta atención a señales de alerta. Por ejemplo, si una persona en tu equipo empieza a actuar de forma distinta.
  • Pregúntale cómo está en un espacio distendido, idealmente fuera de la oficina
  • Escucha activamente lo que te diga, buscando comprender antes que juzgar
  • Evita utilizar frases que podrían hacerle sentir que minimizas sus problemas (“pon de tu parte”, “hay personas que pasan peores cosas”, entre otras)
  • Recuérdale el valor que agrega al equipo de trabajo
  • Ofrécele tu apoyo de la manera en que te sea posible

Enfocarse en el cuidado y la prevención de la salud mental es fundamental  para mejorar la calidad de vida de las personas. Recuerda: todos y todas tenemos el potencial de convertirnos agentes de cambio para eliminar el estigma hacia la salud mental, ya sea dentro o fuera de nuestro espacio laboral.

#LibreDeEstigma