Hace poco más de un mes se estrenó vía Netflix la serie “13 Reasons Why” y las reacciones alrededor del mundo han sido, por decir lo menos, bastante diversas. Por un lado, muchas personas halagan la serie y los temas que pone sobre la mesa; por otro lado, hay personas que la han incluso calificado como una “apología al suicidio”.
Para quienes aún no la han visto y tienen planeado hacerlo, no se preocupen, que no encontrarán spoilers en este artículo. La serie trata sobre la historia de una adolescente llamada Hannah Baker, quien deja atrás 13 grabaciones en cassette luego de suicidarse. Ella afirma que cada una de esas grabaciones cuenta sus motivos y la relación que tuvo con cada persona que jugó un rol importante para que ella tome la trágica decisión de quitarse la vida.
Hannah es una adolescente de una pequeña ciudad estadounidense. Sin embargo, su vida e historia no se diferencia mucho a las de muchos jóvenes de nuestro país y de Latinoamérica. Como es sabido, si bien no fue el único motivo, el bullying juega un rol sumamente importante para que Hannah tome la decisión de quitarse la vida. Y esto es algo muy real, que sucede en cualquier colegio del mundo, y que también sucede en los colegios de Lima y de cualquier otro lugar en nuestro país. Sin embargo, es algo de lo cual no solemos hablar.
Hoy conversaba con mi hermano y, como a veces pasa, me contó uno de esos flashbacks que le vienen a la mente sobre su vida en el colegio. Me contó nuevamente que él era muy tímido y que se avergonzaba de ir a jugar, y que solía pasar los recreos solo en un rincón. Pero hoy me contó una historia que no me había contado antes. Me contó que un día un chico lo lastimó (él nunca usa esa palabra), y que lo jaló de la camisa y tiró al suelo, por el simple hecho de estar solo en un rincón. Se acordaba su nombre y su apellido (no lo publicaré para hacerle un favor), y aparentemente podía revivir toda la escena en su cabeza.
A decir verdad, esta historia se suma a algunas otras que tengo la suerte de que me cuente en esos momentos en que las voces no lo atormentan. Sin embargo, han pasado ya veinte años más o menos desde que tenía que sobrevivir este tipo de acoso en el colegio, y nunca jamás lo compartió con mis papás, ni conmigo, ni con nadie.
El bullying es algo que pasa en todos los colegios. Es algo que pasaba en el mío, un colegio de los más privilegiados de Lima. Y pasa en las mismas narices de todas las autoridades estudiantiles. Porque se sabe: se sabe quién es el bully y quién es la víctima, no es muy difícil sacarlo. Pero es como si existiera entre estas autoridades una especie de código de silencio, como si los alumnos tuviésemos que pasar por eso para prepararnos para la vida.
El caso de mi hermano es especial; era un adolescente con esquizofrenia en un colegio donde nadie tenía la más mínima idea de cómo lidiar con una situación así, a pesar de lo que costaban las pensiones. Pero no es un caso aislado. En mi salón el bullying era cosa de todos los días; a un chico que tenía tics de vez en cuando, a un amigo mío que era gay y le hicieron la vida tan imposible que al minuto que terminamos el colegio se fue a vivir a otro país y eliminó a todo el salón de su Facebook simplemente para comenzar de nuevo; incluso bullying hacia mí, que de alguna manera afectó mi autoestima hasta el día de hoy.
El bullying es algo real y es algo de lo que debemos hablar. Los colegios deben esforzarse por ofrecer a sus alumnos más espacios en donde este sea el tema principal de conversación; los padres deben esforzarse por escuchar a sus hijos y no minimizar los problemas que puedan tener en el colegio. Todos, en general, como sociedad, debemos de dejar de normalizar este fenómeno y darnos cuenta de que realmente es algo que puede tener consecuencias terribles para un adolescente que tiende a creer que todo lo que le pasa en el colegio durará para siempre.
“13 Reasons Why” es una serie importante porque, como pocas, aborda el bullying y sus consecuencias. Como muchos expertos en salud mental, creemos que debe ser tratada con el debido cuidado y que es importante considerar cómo podría reaccionar un adolescente que esté pasando por alguna situación parecida.
Sin embargo, el éxito de la serie nos brinda una buena plataforma para iniciar a hablar sobre este tema, así como la oportunidad para ponerlo en agenda y que cada vez más personas lo tomen en serio. Desde nuestra organización instamos a los centros educativos a que les ofrezcan a sus alumnos los espacios necesarios y adecuados para conversar sobre su salud mental y sobre los posibles episodios de bullying de los que puedan ser víctimas, perpetradores o testigos.
Es realmente importante iniciar una conversación abierta sobre este tema. Es urgente comenzar a tomar el bullying más en serio.
#TodosPorLaSaludMental
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