Muchas veces, el estigma hacia la salud mental hace que sean muy pocas las personas que muestran empatía o compasión hacia personas que presentan alguna condición a ella relacionada. Sin embargo, esta historia publicada por Russell Lehmann, activista por el autismo y conferencista internacional, en la plataforma de Facebook «Love What Matters», nos demuestra que pueden existir personas que representen increíbles excepciones a la regla.

En ella, Russell nos narra cómo conoció a David, un trabajador de American Airlines, en un aeropuerto de Estados Unidos, mientras tenía una de las peores crisis de su vida:

"This is David. He works for American Airlines. I will never forget this man for as long as I live.After having my…

Posted by Love What Matters on Tuesday, June 6, 2017

 

“Él es David. Él trabaja para American Airlines. Nunca olvidaré a este hombre mientras viva

Después de que retrasaran mi vuelo y de haber perdido mi conexión por segunda vez en dos días, caí en el peor colapso de mi vida, mientras estaba en el Aeropuerto Internacional de Reno-Tahoe. Él me encontró acurrucado detrás de un mostrador vacío.

Yo estaba llorando desconsoladamente, balanceándome hacia atrás y hacia adelante, mientras mis músculos se contraían a un ritmo muy rápido. Estaba sudando excesivamente, estaba hiperventilando mientras mi cuerpo temblaba de miedo. David se acercó con calma hacia a mí y, con la mayor compasión, me preguntó qué andaba malYo apenas pude decir unas palabras. Creo que murmuré las palabras: ‘No sé. No puedo pensar, tengo autismo’. Él se agachó a mi lado y me hizo saber que todavía existía una manera de que llegue a Cincinnati más tarde esa misma noche, lo cual haría posible dar mi conferencia al día siguiente.

Durante estos momentos de indescriptible tormento mental y la más grande angustia, este hombre me mostró compasión. Este hombre mostró que le importaba. Demonios, ¡incluso se ofreció a comprarme una rebanada de pizza para el almuerzo!

David se ofreció a reprogramar mi vuelo y me dio tiempo para pensarlo, porque le dije que tenía miedo de que mis síntomas aumentaran al abordar otro vuelo, es decir, un espacio cerrado y pequeño, lleno de grandes cantidades de estímulos.

Después de unos 10 minutos, David se me acercó de nuevo, esta vez acompañado por el piloto del avión que tenía la opción de abordar. David había avisado al piloto, junto con toda la tripulación, acerca de mi situación y además, se encargó de limpiar toda una fila de asientos para que yo pudiera tener más espacio durante el vueloEl piloto también fue increíblemente amable, recordándome que lo que estaba experimentando solo agregaba validez al mensaje que yo difundía. A las vidas que toco.

Terminé decidiéndome por abordar el vuelo. Yo fui el primero en subir y David entró al avión conmigo, me presentó a la tripulación del vuelo uno por uno. Yo todavía estaba temblando y llorando, pero esta vez lloraba lágrimas de agradecimiento. Si no hubiese sido por David, yo no habría subido a ese avión.

Esta publicación no tiene que ver con el autismo. Se trata de hacer lo correcto, de ser una buena persona. Sobre aceptar a otros y extender tu mano a alguien que lo necesita, incluso si es un completo desconocido. Todos y cada uno de nosotros somos miembros de la sociedad y es nuestra obligación como tales apoyarnos unos a otros, especialmente durante el momento de necesidad de un individuo.

Muestra de qué estás hecho. Que sí te importe. Ubícate por encima de todos los combates y discusiones. Sé valiente y abre tu corazón. Cumple con tus deberes morales como ser humano… Sé cómo David”.

Esta historia se viralizó y en en las últimas semanas ha llegado a miles de personas a nivel mundial, difundiendo consigo un mensaje de aceptación, tolerancia y empatía. ¡Seamos como David!

#TodosPorLaSaludMental