Los medios de comunicación son una pieza clave para que la sociedad conozca y se informe sobre diversos temas que no siempre reciben la atención requerida no solo de parte de la sociedad en general, sino también de los líderes políticos de cada país.
Durante el último mes, se han incrementado los casos de feminicidio así como las denuncias de violencia contra la mujer, crímenes que ocuparon las pantallas y las portadas de muchos diarios. Varios medios de comunicación y líderes políticos optaron por pronunciarse al respecto indicando que la salud mental en el Perú debía ser declarada en emergencia: una asociación directa al problema de la violencia con el de la salud mental.
Lo óptimo sería que la salud mental de nuestro país sea expuesta por motivos más objetivos como incrementar el porcentaje ínfimo de presupuesto que se destina a esta rama de la salud pública, la protección de los derechos humanos de las personas internas en hospitales psiquiátricos o las oportunidades de desarrollo de quienes conviven con experiencias de salud mental en un país como el nuestro, entre otras.
No obstante, lejos de fomentar este tipo de intervenciones, muchos de los artículos publicados por nuestros medios satanizan a las personas con experiencias personales de salud mental, indicando que serían mucho más propensas a cometer actos delincuenciales. Otro de los abordajes periodísticos que dejan muchísimo que desear son aquellos que hacen referencia a suicidios. Muchos medios de comunicación incluso muestran videos explícitos de la persona quitándose la vida, un acto sumamente cruel y deplorable que solo contribuye al morbo.
Lamentablemente, este tipo de abordajes solo logran que se refuerce el estigma hacia la salud mental, haciendo que el rechazo se intensifique y desinformando a la ciudadanía sobre el tema. Si al buscar ayuda a uno se le va a catalogar como un potencial delincuente por recibir un diagnóstico, cada vez menos personas buscarán ayuda. Del mismo modo, al señalar que una persona agrede a otra por una “enfermedad mental”, como es llamada en los medios de comunicación, se invisibiliza los reales motivos de este tipo de agresiones. Estos espacios podrían ser utilizados para informar objetivamente sobre sobre la salud mental y su situación en el país, para dar recomendaciones de prevención y promoción, entre otros: los medios deberían convertirse en un aliado para continuar combatiendo el estigma y promover que más personas cuiden de su salud mental, no para fomentar los tabúes y la vergüenza que tanto daño le hacen a la salud pública de nuestro país.
Sería excelente declarar en emergencia la salud mental pero por motivos como la falta de capacidad de atención que existe en nuestro país, las escasas oportunidades de inclusión sociolaboral de las personas rehabilitadas, la falta de presupuesto destinado desde el Ejecutivo, entre otros temas, pero no en base a afirmaciones erróneas que solo contribuyen al estigma al asociar la salud mental con la violencia y la criminalidad.
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Edición: Lucero Andaluz Llerena
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