El alto nivel de congestión vehicular de nuestra ciudad es un problema que se ha convertido en parte de nuestra rutina diaria como limeños. De acuerdo al estudio “Tráfico y Tendencias de Movilidad Urbana 2017”, realizado por la Escuela de Postgrado de la Universidad del Pacífico, el 92% de los limeños afirmó que la congestión vehicular les genera estrés, mientras que el 82% señaló que este problema les quita calidad de vida.

Hay muchos factores y condiciones que contribuyen al problema del tráfico de nuestra ciudad: el alto número de autos, la enorme cantidad de personas que se traslada de un lugar a otro (ya somos más de 9 millones en Lima), el desorden e incumplimiento de las normas de tránsito vehicular y peatonal, los horarios de trabajo y de colegio al mismo tiempo, el sonido del silbato del policía de tránsito y el continuo ruido del claxon que siempre se toca innecesariamente.

Muchas veces solemos culpar al gobierno y a la falta de políticas públicas relacionadas al tránsito por esta situación. Sin embargo, ¿qué podemos hacer nosotros para cambiar esta realidad? Es importante plantearnos esta pregunta, porque todos tenemos un rol que puede impactar positiva o negativamente en esta situación.

Yo me hice esa pregunta hace varios meses. Estaba realmente cansada de trabajar a seis kilómetros de mi casa – una distancia bastante corta – y de demorar cerca de hora y media en mi trayecto de ida o de vuelta a causa del tráfico. Había venido escuchando los beneficios de la movilidad sostenible y me fui convenciendo poco a poco de migrar a un modo de transporte distinto, que había dejado empolvándose por un buen tiempo: mi bicicleta.

Ya ha pasado cerca de medio año desde que mi bici se convirtió en mi principal medio de transporte y los beneficios no solo los veo en mi salud física, sino sobre todo en mi salud mental, razón por la cual me animé a escribirles esta nota.

  • El estrés por pensar en el tráfico al ir o regresar de mi oficina ya no es un problema: en la bici cada minuto es aprovechado y al hacer nuestro trayecto podemos contemplar nuestro entorno y disfrutar del aire libre, al mismo tiempo que ejercitamos nuestro cuerpo. La duración de nuestro trayecto está en nuestro poder y no depende de factores externos como el tráfico.
  • Al pedalear produzco endorfinas, también llamadas “hormonas de la felicidad”, lo cual siempre tiene impactos positivos en mi humor. Citando al ciclista y creador de Sherlock Holmes, Arthur Conan Doyle: “Cuando el espíritu está bajo y el día aparece oscuro, cuando el trabajo se vuelve monótono y la esperanza casi parece no valer la pena, basta subirse a una bicicleta y salir a dar una vuelta, sin pensar en otra cosa que el viaje que se está emprendiendo”.
  • Andar en bici hace que ejercite mi atención y mis reflejos, ya que pedalear en una ciudad como la nuestra nos obliga a estar atentos, a prever situaciones y a realizar cálculos constantes.
  • Además, hay un impacto positivo en mi autoestima: al empezar a pedalear disfrutas cada reto. Superar las subidas en un menor tiempo que el día anterior, sorprenderte al ver cómo has podido atravesar la ciudad en tan poco tiempo, entre otras pequeñas satisfacciones que sabemos han sido gracias a nuestro esfuerzo, tanto físico como mental.

Por otro lado, está comprobado por diversos estudios que el ciclismo ejercita partes del cerebro que ayudan a combatir y prevenir enfermedades como el Alzheimer, ya que incrementa la actividad sanguínea de determinadas áreas del cerebro.

Muchas veces la limitación más importante que solemos tener los limeños para andar en bicicleta es el temor a tener un accidente. Yo me he dado cuenta que ser ciclista urbano requiere que tengas la misma precaución y atención que tienes en las calles al ser peatón. Asimismo, es importante hacer uso de las ciclovías (cada vez existen más en nuestra ciudad), utilizar cascos, luces y todos los implementos de seguridad posibles, y seguir las normas de tránsito. Importante además estar especialmente atento en las intersecciones, que es el principal lugar donde ocurren accidentes.

Finalizo reiterando lo que mencioné en las primeras líneas de esta nota: es importante que asumamos que todos tenemos una responsabilidad individual en el problema del tráfico. No podemos quejarnos y ser parte del problema: tenemos que ser parte de la solución. Ojalá hoy veas a tu bici con nuevos ojos y te animes a dar un paseo, y luego a evaluar si esta podría ser tu nuevo medio de transporte. ¡Anímate a decirle adiós al estrés!

#TodosPorLaSaludMental

Referencias: https://www.ciclosfera.com/bicicleta-salud-mental-ocho-buenos-motivos-pedalear/